Juzgamos olores, sabores, lugares, acciones, imágenes, palabras, pensamientos. De esta forma establecemos nuestros gustos y preferencias, optamos por una u otra alternativa y desechamos las que no nos resultan ventajosas o las que resultan ser una amenaza. También, y he aquí el inconveniente, juzgamos a las personas con asiduidad y alevosía. Juicios y prejuicios a discreción. Y es que, no es lo mismo juzgar una situación o una sensación , un comportamiento o una acción que a una persona. Los juicios que emitimos sobre las personas tienen un fuerte impacto en la imagen de uno mismo y en la autoestima, más aún si la sentencia tiene connotaciones negativas y despectivas. Porque no es lo mismo opinar sobre una conducta o una acción concreta que enjuiciar y etiquetar a una persona en función de una acción o comportamiento.
Cuando juzgamos a una persona y le colocamos una etiqueta , estamos dando por sentado que esa persona es así en su conjunto, poniendo en valor la cualidad o el defecto que le atribuimos; olvidando todas las demás características que la definen así como la influencia de factores exógenos como por ejemplo el entorno y las circunstancias.
Los juicios sobre las personas son dictámenes subjetivos que emitimos para clasificar a las personas en función de unos rasgos y atributos, estableciendo categorías dualizadas. A su vez estas categorías tienen asignado un valor positivo y otro negativo, ambos excluyentes entre sí. Bueno y malo, aburrido y divertido, obediente y desobediente, obstinado y transigente, diligente e incompetente... El " ser bueno " significa que no " eres malo" , y el " ser obediente " conlleva " no ser desobediente ", reduciendo las múltiples expresiones de la conducta humana en función de las interacciones y circunstancias, a una única y pesada losa: la etiqueta.
Por eso las etiquetas que colocamos a los niños determinan su propia imagen y configuran su comportamiento, ya que sienten que tienen que ser y hacer lo que se espera que sean y hagan. Las etiquetas en los niños influyen en la configuración de la identidad personal.
Así pues las etiquetas supuestamente positivas ejercerán una insana presión sobre los niños que se verán obligados a cumplir con las expectativas y no defraudar. Por jemplo, si a tu hij@ le llega continuamente el mensaje de lo list@ y responsable que es, y por alguna circunstancia no puede cumplir con esos cánones y estar a la altura de nuestras expectativas, el batacazo moral será tremendo . No se trata de no decirles lo que hacen bien o se les da mejor, de reconocer sus esfuerzos y sus logros; sino más bien se trata de no encasillarles en base a lo que consiguen o dejan de conseguir. Deben de sentir que son valiosos por ser ellos mismos y no por lo que les decimos nosotros que son.
Otro de los peligros de las etiquetas positivas, por ejemplo, es la formación de personalidades con rasgos narcisistas muy marcados, personas que sobrevaloran sus habilidades y cualidades, que muestran continuamente su arrogancia y están convencidos de su superioridad. Las personas narcisistas se caracterizan por su escasa o inexistente empatía hacia los demás y buscan continuamente la aprobación y los halagos ajenos para sentir seguridad y bienestar; lo cual refleja que en realidad tienen una endeble imagen de sí mismos. Ésta débil autoestima la camuflan bajo una falsa apariencia de grandeza e invulnerabilidad.
Asimismo, las etiquetas negativas se incrustan en la personalidad, dañando seriamente la autoestima y generando sentimientos de incomprensión, frustración, injusticia y desaliento. Y es que, si un niño escucha con frecuencia frases lapidarias del tipo de " eres un torpe" , " eres un pesado" , " eres un vago" , " eres muy rebelde", etc; terminará por creer que verdaderamente lo es y que no puede más que aceptarlo y no hará nada por mejorar y superarse. Las etiquetas negativas limitan el desarrollo pleno y transmiten una profunda falta de respeto.
Por supuesto en determinados momentos y etapas de desarrollo de nuestros hijos , podemos sentirnos saturados y sobrepasados por los hechos y comportamientos de los niños, lo cual nos lleva a decirles que son esto o lo otro; que son así o asa. Porque somos humanos y como tal seres imperfectos.
Los juicios impulsivos que son fruto del cansancio físico y mental , funcionan como un desahogo personal, como una válvula de escape; pero no deben formar parte de nuestro estilo de comunicación. Que no seamos perfectos no quiere decir que no aprendamos de nuestros errores y seamos plenamente conscientes de cuando actuamos correctamente y cuando nos hemos equivocado . Y con el tema de las etiquetas debemos tener cuidado.
Por eso las etiquetas que colocamos a los niños determinan su propia imagen y configuran su comportamiento, ya que sienten que tienen que ser y hacer lo que se espera que sean y hagan. Las etiquetas en los niños influyen en la configuración de la identidad personal.
Así pues las etiquetas supuestamente positivas ejercerán una insana presión sobre los niños que se verán obligados a cumplir con las expectativas y no defraudar. Por jemplo, si a tu hij@ le llega continuamente el mensaje de lo list@ y responsable que es, y por alguna circunstancia no puede cumplir con esos cánones y estar a la altura de nuestras expectativas, el batacazo moral será tremendo . No se trata de no decirles lo que hacen bien o se les da mejor, de reconocer sus esfuerzos y sus logros; sino más bien se trata de no encasillarles en base a lo que consiguen o dejan de conseguir. Deben de sentir que son valiosos por ser ellos mismos y no por lo que les decimos nosotros que son.
Otro de los peligros de las etiquetas positivas, por ejemplo, es la formación de personalidades con rasgos narcisistas muy marcados, personas que sobrevaloran sus habilidades y cualidades, que muestran continuamente su arrogancia y están convencidos de su superioridad. Las personas narcisistas se caracterizan por su escasa o inexistente empatía hacia los demás y buscan continuamente la aprobación y los halagos ajenos para sentir seguridad y bienestar; lo cual refleja que en realidad tienen una endeble imagen de sí mismos. Ésta débil autoestima la camuflan bajo una falsa apariencia de grandeza e invulnerabilidad.
Asimismo, las etiquetas negativas se incrustan en la personalidad, dañando seriamente la autoestima y generando sentimientos de incomprensión, frustración, injusticia y desaliento. Y es que, si un niño escucha con frecuencia frases lapidarias del tipo de " eres un torpe" , " eres un pesado" , " eres un vago" , " eres muy rebelde", etc; terminará por creer que verdaderamente lo es y que no puede más que aceptarlo y no hará nada por mejorar y superarse. Las etiquetas negativas limitan el desarrollo pleno y transmiten una profunda falta de respeto.
Por supuesto en determinados momentos y etapas de desarrollo de nuestros hijos , podemos sentirnos saturados y sobrepasados por los hechos y comportamientos de los niños, lo cual nos lleva a decirles que son esto o lo otro; que son así o asa. Porque somos humanos y como tal seres imperfectos.
Los juicios impulsivos que son fruto del cansancio físico y mental , funcionan como un desahogo personal, como una válvula de escape; pero no deben formar parte de nuestro estilo de comunicación. Que no seamos perfectos no quiere decir que no aprendamos de nuestros errores y seamos plenamente conscientes de cuando actuamos correctamente y cuando nos hemos equivocado . Y con el tema de las etiquetas debemos tener cuidado.
Una entrada buenísima!! Y muy muy necesario que tomemos conciencia de esto por toda la repercusión tan fuerte que tiene en su autoestima etiquetar a un niño o niña como el malo o la mala, el rebelde sin causa, el travieso, el que no se porta bien... el que no llega a lo que se espera de él, realmente, cuando esperamos cosas que no debemos. Ellos nos devuelven lo que perciben de nosotros... si les decimos que son malos, insoportables...sin duda es lo que harán.
ResponderEliminarLo mismo pasa con lo contrario... muy bien nos lo has contado.
Mil gracias!!
Un abrazo enormeee
Muchas gracias a ti por estar siempre ahí, comentando y aportando.
EliminarUn beso!
Muy buena entrada, comparto completamente de lo mal que nos hacen las etiquetas y como nos afectan tanto al ir creciendo, generando marcas en nuestra personalidad y derivando en distintas enfermedades.
ResponderEliminarEs bueno concienciar sobre esto, y que se cuide más lo que decimos y cómo lo hacemos.
Saludos desde El Refugio del Dragón de Tierra!
Muy interesante el artículo, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices y lo de las etiquetas positivas es muy aclarador: ellos sienten la presión de no defraudar, así es.
ResponderEliminarUn saludo
Es un tema controvertido y no todo el mundo comprende el efecto que pueden tener las etiquetas, sobre todo las " positivas o buenas ". Por eso es fundamental seguir concienciando y divulgando sobre el tema, muy necesario.
EliminarGracias por leerme, un abrazo!