Un proverbio holandés dice que no puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos. Vendría a ser como, si la vida te da limones haz limonada.
La felicidad está sobrevalorada, mitificada distorsionada y manipulada. La felicidad no consiste en no padecer infortunios y desdichas. La felicidad se construye desde la plenitud del espíritu personal, desde el orgullo y la satisfacción de haber superado obstáculos , sorteado imprevistos y alcanzado retos. O al menos, haberlo intentado con vigor, firmeza y tenacidad.
Es muy importante adoptar una actitud positiva ante las situaciones y adversidades que se nos presentan a lo largo de la vida. Es tan importante o incluso más importante que la misma dificultad u obstáculo al que enfrentarnos, porque de esa actitud dependerá la energía y dedicación que pongamos para lograr lo que nos propongamos. El empeño que se forja con una actitud positiva y optimista es digno de conquistar mayores logros y obtener una mayor recompensa a nivel personal; con independencia del resultado final.
La magia de la vida reside en ser capaces de vivir, de aceptar la realidad, de digerir los acontecimientos y obtener sus nutritivas lecciones.Y si, en ocasiones la vida es dura y cruel; la realidad implacable e injusta y la existencia se torna insoportable. Este angosto camino que parece convertirse en una tortura incesante no deja de ser un sendero hacia un bello y sereno paraje, que aún a mucha distancia y lejanía, logrará resarcir y reparar nuestras fracturas vitales y emocionales. Lo único que debemos hacer es resistir, y para ello debemos ser resilientes. Si ejercitamos esta habilidad personal alcanzaremos más facilmente la llave para superar con éxito las diversas crisis vitales por las que inevitablemente ha de pasar el ser humano.
La resiliencia es la capacidad del ser humano de experimentar sucesos traumáticos, sobreponiéndose a ellos y saliendo fortalecido de los mismos.
Según la RAE, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
También se recoge la definición que en el marco de la física se da a los materiales, mecanismos o sistemas para volver a su estado inicial una vez finalizada su exposición perturbadora.
Y es que la psicología tomó este término de la física para describir las reacciones humanas y los procesos de adaptación, incorporando el valor añadido de la reestructuración de los recursos psicológicos para crecer como persona.
Mientras que los materiales o mecanismos únicamente regresan a su estado inicial, ya hemos visto que en los seres humanos la resiliencia no sólo regenera sino que empodera y robustece.
El origen de este término en el campo de la psicología lo encontramos en el autor de la teoría del apego John Bowlby, aunque el responsable de lograr que se difundiera a gran escala fue el autor de entre otras obras maestras," Los patitos feo" y "El murmullo de los fantasmas " ;Boris Cyrulnik; psiquiatra, neurólogo y psicoterapeuta francés . La infancia de Boris Cyrulnik se desarrolló en medio de la Segunda Guerra Mundial y padeció los horrores de la barbarie del holocausto nazi.
Jorge Barudy, neuropsiquiatra y terapeuta familiar chileno es sin lugar a dudas otro gran referente en este tema. Al igual que Cyrulnik ,lo es tanto por su historia personal como por su contribución profesional. Y es que Jorge Barudy es un gran ejemplo de resiliencia y coraje ante la adversidad. Él vivió en primera persona las torturas y los horrores del régimen chileno de Augusto Pinochet.
Este autor concluye que puede diferenciarse entre resiliencia primaria y resiliencia secundaria. La primera de ellas está estrechamente condicionada por los primeros años de nuestra existencia, es decir por las experiencias vitales de nuestra infancia. Así pues, el apego y los vínculos creados durante la crianza, los estilos educativos y las interacciones sociales durante la infancia son la base de referencia para consolidar una personalidad resiliente.
Por lo tanto, poco o más bien nada podemos hacer para modificar nuestra resiliencia primaria. Sin embargo, sí podemos ejercitar con convicción la resiliencia secundaria. Ésta se caracteriza por conformarse en la edad adulta a través de las continuas experiencias y sus efectos, emociones y maneras de proceder ante los mismos. Este talante que se va tallando con el paso del tiempo y las vivencias conformará nuestra personalidad , continuamente maleable siempre y cuando seamos conscientes de ello y mantengamos una actitud proactiva.
Las personas resilientes no sólo se caracterizan por mantener una visión realista y al mismo tiempo optimista de la vida. Junto a la actitud positiva y el sentido del humor, las personas resilientes se valen del autoconocimiento y el ser conscientes de sus potencialidades y de sus limitaciones. Saben lo que son capaces de realizar y creen en sus competencias, mostrándose flexibles ante los cambios e imprevistos. Asimismo disponen de habilidades creativas que les ayudan a afrontar las situaciones complicadas y a salir airosas de ellas.
Otro aspecto fundamental de las personas resilientes es la gestión que realizan de sus emociones. Saben que no pueden controlar lo que sucede y lo que les hace sentir la realidad, pero si que saben que son responsables de lo que hacen con esos sentimientos y emociones.
Ser resiliente no es un atributo personal sino más bien una actitud ante la vida. Una actitud que entrenándose de manera constante y persuasiva nos ofrece la posibilidad de disfrutar de una de las habilidades más poderosas y extraordinarias del ser humano.
" Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que las llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada"( Elisabeth Kubler- Ross)