Llevamos unos días duros, sin siesta. No quiere dormir, y a pesar de intentarlo no hay manera. Quiere jugar, claro , es normal que acercándose a los tres años cada vez tenga más necesidad de exprimir cada momento y jugar; sola, conmigo, con el perro😂... Ella tan contenta, yo no tanto para que nos vamos a engañar. Ese momento de oxígeno después de toda la mañana juntas y de intensa actividad se ha desvanecido y no se ( si se, en realidad) si el calor acentúa el mal humor y me es complicado gestionar esa frustración. Me enfado, y ella lo ve y lo siente. Percibe mi agrio carácter, y tiene la extraordinaria capacidad de hacerme volver al equilibrio y alejarme de la rigidez. Textualmente, sus palabras son:" mami respira y deja que esos nervios de la tripa desaparezcan, te sentirás mejor. Si quieres yo te acompaño en tu enfado, vale" 😍😍😍
Gracias Valeria mi amor, gracias por estos regalos que muestran que el amor es el camino.
#crianzarespetuosa
#elamoreselcamino
#educacionemocional
Dulce infancia
Compartiendo experiencias, sensaciones y aprendizajes relacionados con la psicología, la educación y la infancia.
jueves, 27 de junio de 2019
martes, 6 de noviembre de 2018
Las claves de una autoestima infantil sana
El célebre y maravilloso Charles Chaplin dijo en una ocasión :
"Cuando empecé a amarme de verdad comprendí que en cualquier circunstancia, ante cualquier persona y situación, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Fue entonces cuando puede relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre: autoestima ."
La autoestima se forma en los primeros años de vida. Por supuesto, no es algo estático ni permanente , se va modificando en función de las experiencias vitales y de las relaciones que establecemos con nuestros semejantes.
No obstante, y como ya he mencionado en alguna ocasión, los cimientos de la infancia son fundamentales para comprender posibles carencias o dificultades en la vida adulta; y el autoestima es un factor clave.
Veamos con calma que es la autoestima, cómo se forja , qué papel juega en la personalidad y en la conducta humana, y cómo puede trabajarse de manera positiva para fortalecerla.
La definición que nos da la RAE de la autoestima deja muchísimo que desear, ya que es muy parcial. Según esta fuente, es la valoración, generalmente positiva, de sí mismo.
Sin embargo, uno de los problemas que más observan psicólogos, psiquiatras, terapeutas y trabajadores sociales en los usuarios de sus servicios, es precisamente la baja autoestima; es decir ; una percepción negativa sobre si mismo.
Una definición mucho más completa y realista nos ofrece José Vicente Bonet en su obra "Se amigo de ti mismo: manual de autoestima".
Cito textualmente : " Conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacía nosotros mismos, hacía nuestra manera de ser y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos ".
La autoestima es la encargada de proveernos seguridad en nosotros mismos. Si nuestra autopercepción no es positiva , creemos que no somos capaces de algo, que no somos lo suficientemente valiosos o merecedores de algo, y por lo tanto podemos actuar de manera insegura , impulsiva, inconsciente o peligrosa.
Las personas que están buscando continuamente la aprobación de las demás tienen una autoestima muy pobre y dañada; su bienestar emocional y su seguridad personal quedan en manos de lo que los demás opinen sobre él. Son dependientes de ese reconocimiento para sentirse bien consigo mismos, para valorarse como persona. Es así, porque la valoración que tienen de sí mismos no les gusta y buscan autoengañarse y hacerse creer que son lo que les gustaría ser en realidad.
Las personas con problemas en su autoestima se muestran inseguras o bien enmascaran esa inseguridad con estrategias y mecanismos insanos. La falta de comunicación y de expresión por temor al rechazo, a la burla o a la comparación; es un rasgo significativo de baja autoestima. Esta actitud puede conducir a la indefension de tus ideas, tus pensamientos o tus derechos frente a los demás, por lo que es verdaderamente limitante. Es como una discapacidad social .
En su vertiente más espinosa, una autoestima exánime es el denominador común de serios trastornos conducta les, de la alimentación, ansiedad, pánico, depresión, consumo de sustancias y adicciones, así como agresividad y violencia.
La autoestima sana , por el contrario, se manifiesta en las personas que aceptan como son, es decir, dan validez a su manera de ser, de pensar, de actuar y de vivir. Son personas que están contentas con ellas mismas, que validan sus virtudes y sus defectos, y que son conscientes de sus potencialidades y de sus puntos flacos. Son conscientes de todo esto y no les supone una amenaza ni una fuente de pesadumbre y desequilibrio.
Estas personas disfrutan de una vida y unas relaciones sociales mucho más placenteras y enriquecedoras, demuestran su personalidad y sus preferencias sin temor a juicios o no les importa lo que se piense de ellos. Defienden sus ideas, pensamientos y derechos con asertividad y aceptan como parte de la condición humana el fracaso y los errores sin frustraciones patológicas.
Como apuntaba anteriormente, la autoestima comienza a forjarse desde los primeros momentos de la vida de un ser humano.
La autoestima del niño se va forjando en función de la percepción que sus padres tiene de él y del trato y relación que se haya establecido entre ellos. De ahí, que las claves para fomentar una autoestima fuerte y sana sean la disciplina positiva, la crianza respetuosa y el apego seguro, el amor incondicional, permitir su autonomía y evitar la sobreprotección y tener muy presente la importancia de validar todas sus emociones y sentimientos; así como ser su espejo ( querernos y respetarnos a nosotros mismos).
Desde el nacimiento, el bebé debe desarrollarse y crecer en un entorno y ambiente que le proporcione seguridad y tranquilidad, un entorno donde no sólo se satisfagan sus necesidades más básicas y fisiológicas sino también las emocionales. Que se atienda su necesidad de contacto con su mamá principalmente es tan necesario como alimentarlo a demanda o cambiarle el pañal. El llanto es el sistema con el que la naturaleza ha dotado a los bebés humanos para manifestar sus necesidades , y debe atenderse siempre. El vínculo y el estilo de apego que se establece es el punto de partida y la base de la autoestima.
Conforme va creciendo el bebé va inteactuando más con todo lo que le rodea, va descubriendo el mundo y aprendiendo a un ritmo vertiginoso. Debemos favorecer la exploración, la curiosidad y la iniciativa del bebé siempre teniendo como límite la seguridad y su integridad.
Fomentando la autonomía y promoviendo entornos libres de riesgos , estaremos enviando un mensaje de validez y aliento. La adquisición progresiva de competencias, habilidades y responsabilidades sin duda contribuyen a que el bebé / niño se sienta valioso, capaz ; que no tema asumir retos y aprender, probar y equivocarse. Que no tema a que se le reproche haberse equivocado.
Para alcanzar el objetivo de tener hijos autónomos y que piensen por sí mismos, con seguridad y firmeza debemos cuidarnos de sobreprotegerles y crear niños burbuja. Y por supuesto, aceptar lo que son y lo que desean ser, sin presiones ni modelajes forzados para que se conviertan en lo que nosotros quisimos ser o hacer. Sobre esto último, os lo cuento con más detalle en Mamá quiero ser yo mismo.
Respetando sus emociones y trabajando ls inteligencia emocional lograremos que los sentimientos no perturben ni obturen su bienestar, una gestión saludable y favorecedora del autoconocimiento y de una robusta autoestima. alidación, Escuchar sus miedos y preocupaciones , validar todos los sentimientos y acompañarlo en este apasionante viaje es primordial y una experiencia como padres intensa y maravillosa.
Otro aspecto igual de importante es evitar, o mejor, desterrar de vuestro vocabulario las etiquetas y las comparaciones.
Escuchar, dedicar tiempo y atención. Practicar la escucha activa, interesarnos por lo que nos cuentan, preguntar, jugar con ellos, leer con ellos,compartir todo el tiempo que podáis con ellos. Hay que estar presente y no sólo físicamente. Aparquemos nuestras preocupaciones y desconectamos de nuestros dispositivos y de la television cuando estemos con ellos.
Otra de las claves es reconocer y poner en valor sus esfuerzos y no centrarnos sólo en el resultado. Motivar, no chantajear ni premiar por buenos resultados, y tratar de usar lo menos posible las alabanzas, cambiándolas por las frases alentadoras. Con ello evitaremos que nuestros hijos se acostumbren y se hagan adictos al reconocimiento y a a aprobación continúa.
Por supuesto, no pegar, ni amenazar, ni humillar; en resumen no maltratar. Creo que tod@s los que estéis leyendo esto estaréis de acuerdo, porque de lo contrario no os encontrarías aquí interesados en asuntos de crianza y educación.
Los gritos también son violencia, y aunque sea complicado o prácticamente imposible no perder la paciencia, debemos trabajar con ahínco nuestras propias emociones para vencer a la rabia y a la frustración, en vez de que sean ellas las victoriosas. Con trabajo y convencimiento se puede lograr.
Sí ponemos en práctica todas estas claves y por lo general cumplimos con esta filosofía de manera constante, sin lugar a dudas tendremos hijos sanos mental y emocionalmente hablando; con una autoestima vigorosa qun les permitirá ser mucho más felices, adaptarse mucho mejor a su entorno y a la sociedad y optimizar su proceso de desarrollo y aprendizaje.
jueves, 18 de octubre de 2018
Una joya en la biblioteca infantil: Donde viven los monstruos
Hoy vuelvo con la sección de literatura infantil, y os traigo una verdadera joya. Todo un clásico en una reciente edición de Kalandraka, una editorial que en casa nos encanta y que reúne gran cantidad de libros y cuentos llenos de magia, valores y educación comprometida.
Se trata de la obra de Maurice Sendak, Donde viven los monstruos, que data nada más y nada menos que de 1963, y que Kalandraka rescató en una estupenda edición especial el año pasado.
Las ilustraciones nunca se han reproducido tan fielmente como en esta edición. Su autor, Maurice Sendak, dio el visto bueno con verdadero entusiasmo a esta nueva digitalización de su obra. Y el resultado es espectacular.
La historia que nos cuenta encierra entre otros, un mensaje de confianza en uno mismo, un mensaje de aliento para lidiar con los miedos y temores que nos acechan y para no dejarse sucumbir ante ellos. Siguiendo el dicho de que ser valiente no significa no tener miedo, sino tener miedo y aun así hacer lo que temes; Max nos mostrará que es él y no el miedo quien decide qué hacer y cómo hacerlo. No hay nada mejor que cultivar la confianza.
El miedo es una emoción que nos ayuda a adaptarnos al medio en el que vivimos , pero en exceso o un miedo irracional , nos hace perder el control sobre nosotros mismos. Y esto además de peligroso es muy limitante.
Toda esta enseñanza se plasma con sensibilidad y gran ingenio . Es una invitación a dejar volar libre la imaginación de niños y no tan niños, a permitir que la creatividad fluya sin limites ni riendas. Es todo un homenaje al pensamiento mágico de los niños.
Así que sin dudarlo es un cuento muy recomendable para disfrutarlo en familia y sacarle mucho jugo. Recuerdo que cuando lo compré el año pasado, pensé que quizás me habia precipitado y que no era muy apropiado para una niña tan pequeñina como mi hija ( tenía un año y medio) , pero me equivoqué. A mi me encantó cuando lo vi en la librería, no podía obviar esta maravillosa edición; pero a mi peque también. Desde un principio lo mirábamos juntas una y otra vez, comentábamos las ilustraciones y leíamos con entusiasmo la historia de Max y su viaje al lugar donde viven los monstruos.
Tal fue el disfrute que , decidí escribir un post personal y hacer un guiño a este cuento titulándolo Donde viven mis monstruos. Un post que trata sobre la necesidad de enfrentarnos a lo que no nos gusta de nosotros mismos, de comprender el por qué de nuestros actos y de emprender un viaje hacia el cambio. Un ejercicio de introspección y superación personal.
Porque como bien dijo Napoleón, la batalla más difícil la tenemos todos los días con nosotros mismos.
Se trata de la obra de Maurice Sendak, Donde viven los monstruos, que data nada más y nada menos que de 1963, y que Kalandraka rescató en una estupenda edición especial el año pasado.
Las ilustraciones nunca se han reproducido tan fielmente como en esta edición. Su autor, Maurice Sendak, dio el visto bueno con verdadero entusiasmo a esta nueva digitalización de su obra. Y el resultado es espectacular.
La historia que nos cuenta encierra entre otros, un mensaje de confianza en uno mismo, un mensaje de aliento para lidiar con los miedos y temores que nos acechan y para no dejarse sucumbir ante ellos. Siguiendo el dicho de que ser valiente no significa no tener miedo, sino tener miedo y aun así hacer lo que temes; Max nos mostrará que es él y no el miedo quien decide qué hacer y cómo hacerlo. No hay nada mejor que cultivar la confianza.
El miedo es una emoción que nos ayuda a adaptarnos al medio en el que vivimos , pero en exceso o un miedo irracional , nos hace perder el control sobre nosotros mismos. Y esto además de peligroso es muy limitante.
Toda esta enseñanza se plasma con sensibilidad y gran ingenio . Es una invitación a dejar volar libre la imaginación de niños y no tan niños, a permitir que la creatividad fluya sin limites ni riendas. Es todo un homenaje al pensamiento mágico de los niños.
Así que sin dudarlo es un cuento muy recomendable para disfrutarlo en familia y sacarle mucho jugo. Recuerdo que cuando lo compré el año pasado, pensé que quizás me habia precipitado y que no era muy apropiado para una niña tan pequeñina como mi hija ( tenía un año y medio) , pero me equivoqué. A mi me encantó cuando lo vi en la librería, no podía obviar esta maravillosa edición; pero a mi peque también. Desde un principio lo mirábamos juntas una y otra vez, comentábamos las ilustraciones y leíamos con entusiasmo la historia de Max y su viaje al lugar donde viven los monstruos.
Tal fue el disfrute que , decidí escribir un post personal y hacer un guiño a este cuento titulándolo Donde viven mis monstruos. Un post que trata sobre la necesidad de enfrentarnos a lo que no nos gusta de nosotros mismos, de comprender el por qué de nuestros actos y de emprender un viaje hacia el cambio. Un ejercicio de introspección y superación personal.
Porque como bien dijo Napoleón, la batalla más difícil la tenemos todos los días con nosotros mismos.
¡ Feliz lectura !
viernes, 5 de octubre de 2018
Hija, siento decirte que vivirás en una sociedad machista y violenta.
Ojalá el día que leas este escrito digas , pero mamá que equivocada estabas. Ojalá.
Créeme, nada me agradaría más que equivocarme cariño. Nada me haría más dichosa que saber que hemos aniquilado al veneno que mataba, que hemos neutralizado el odio que tanto dañaba y tantas vidas destrozaba. Nada me alegraría tanto como saber que vas a crecer en una sociedad libre de comportamientos sexistas, machistas, misóginos y violentos.
Pero mucho me temo mi vida que no va a ser así, que vas a vivir en la misma sociedad patriarcal y violenta en la que yo he vivido.
Como mujer he tenido que soportar cosas que no deberían suceder, algunas verdaderamente graves pero no es ni momento ni lugar para hablar de ellas. Y como yo, miles y millones de mujeres de este mundo. Incluso algunas; muchas ; no tienen ya voz porque se la arrebataron.
Mi niña, mi tesoro, sé que no puedo impedir lo irremediable. No pretendo jugar a dioses ni obrar milagros. Pero ello no me impide que cumpla con la obligación de dotarte de todas las herramientas y conocimientos posibles para que combatas con firmeza estas injusticias, para que no te dejes llevar por el desaliento y la impotencia, y para que sientas el poder dentro de ti en todos los momentos de tu vida. Se fuerte, no temas tener miedo pero no sucumbas a él. Tienes que saber que por el simple hecho de ser mujer vas a experimentar sucesos injustos y desagradables y por supuesto conocerás otros muchos que te harán rabiar, enfadar, llorar, gritar y pelear; si pelear sin violencia , como realmente se combaten las batallas sociales.
Tienes que saber que la violencia de género es como el tabaco, ¡ mata! ; que la violencia de género es como las adicciones , destroza y arruina vidas y familias enteras. Debes saber que el hombre que intenta imponer su palabra y su voluntad por medio de la violencia no es un hombre sino un cobarde ser miserable. Debes saber que el hombre que hace daño a quien más debería amar y proteger no es digno de llamarse padre sino cruel asesino.
Te voy a mostrar una de las caras más oscuras del ser humano cariño, conocerás las historias más tristes y lamentables que como sociedad producimos prácticamente a diario. Tranquila, el ser humano también es bondadoso y escribe historias bonitas y amables. La diferencia entre unos y otros reside en su corazón, y te voy a enseñar a distinguirlos.
Todos estos desgarradores sucesos de los que aquí hablo , se describen perfectamente con una lamentable realidad: la violencia y su cultura.
Escucha mi amor todo lo que voy a contar aquí, porque así podrás saber que sucede si ves o vives algo similar, podrás repeler con más seguridad y firmeza las conductas que no te respeten como ser humano y como mujer, y podrás aportar tu trabajo y brindar tu apoyo a las mujeres y a la sociedad. Porque en vosotros los niños se encuentra la semilla de la esperanza, de que esto deje de ser una triste y tétrica realidad. Eso sí, somos nosotros los adultos los encargados de regar esa semilla para que brote sana y fuerte.
Cuando hablo de cultura de la violencia me refiero al contexto sociocultural que normaliza, trivializa e incluso promueve directa e indirectamente el uso de la violencia en las relaciones humanas. Este es el caldo de cultivo perfecto para que arraigen y se extiendan comportamientos y pensamientos violentos y peligrosos. Así mismo lo reflejan los datos de diferentes organismos , por ejemplo INJUVE, IAM o la Oficina del Defensor del Pueblo: la violencia en sus diferentes manifestaciones es un grave problema social con una preocupante tendencia al aumento progresivo de los casos.
Ya sea el acoso escolar o bullyng, la xenofobia, la homofobia, la intolerancia a la diversidad , el odio a lo " diferente" , o el sexismo y la violencia de género ; todos estos fenómenos están por desgracia en auge. Todos éstos lamentables sucesos tienen el común denominador de la cultura violenta , en la que se acepta la violencia como medio legítimo para resolver los conflictos .
La OMS define la violencia como el "uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno mismo , hacia otras personas, grupos o comunidades; y que tiene como consecuencias probables lesiones físicas, daños psicológicos , alteraciones del desarrollo , abandono e incluso la muerte."
Hoy quiero centrarme en la violencia que mata mujeres y niños, que destroza autoestimas, que ningunea a seres humanos, que somete a la dictadura del miedo, que borra identidades, que despedaza familias y que impone su voluntad y su aparente fuerza. Hoy quiero centrarme en la violencia de género , un problema social y de salud pública de primer orden.
Distintas definiciones pueden llevar a la confusión o incluso malinterpretación de lo que realmente se entiende por violencia de género. Así pues , se habla indistintamente de violencia familiar o doméstica , violencia en la pareja y violencia machista o de género.
La violencia doméstica o familiar engloba las diferentes manifestaciones de agresiones ( físicas, psicológicas, sexuales, o de otra índole) que son infringidas por personas del medio familiar y se dirigen hacia otros miembros de la unidad familiar, generalmente personas vulnerables como ancianos, personas en situación de dependencia o menores. Cuando esa misma violencia se infringe sobre la mujer, ya sea en el marco de una relación de pareja o no , entonces nos encontramos ante un caso de violencia de género.
La etiología de la violencia de género es compleja y multicausal. Son muchos los factores que forman la ecuación y no siempre se responde a los mismos patrones. Como problema social , su análisis debe realizarse de manera pormenorizada e individualizada , si bien hay variables socioculturales comunes que están presentes en todas las manifestaciones violentas hacia la mujer , y que me dispongo a analizar a continuación.
Negar que en las últimas décadas hemos logrado importantísimos avances en lo que a igualdad de sexos y reconocimiento social de la violencia de género ; así como a la necesidad de atajar con firmeza las conductas violentas y sexistas ; sería faltar a la verdad.
Pero , y he aquí lo duro, mucho mucho muchísimo queda por hacer y por conquistar. Mucho falta por luchar y muchas barreras quedan por derribar. En primer lugar , deberíamos aceptar que las entrañas de muchas instituciones del Estado aún conservan un rancio aroma a machismo, sexismo e incluso misoginia. Y en segundo lugar , aceptemos que la sociedad y todos los agentes sociales que la componen muestran en numerosas ocasiones claros indicios de una actitud hipócrita y bipolar ante esta noble causa; promoviendo acciones a favor de la lucha contra la violencia y discriminación hacia la mujer y a su vez , permitiendo manifestaciones que supongan un claro menosprecio hacia la igualdad y el respeto hacia ella.
A nivel individual , todavía son visibles los pensamientos , conductas y situaciones ancladas en la tradición y cultura machista del pasado , y peor aún , se siguen transmitiendo de generación a generación.
Por ejemplo , la justificación y la tolerancia de la violencia masculina; incluso por las mismas mujeres ; es una abrupta manifestación de este fenómeno paradójico. También lo es la diferente forma de dirigirse a los hijos en cuanto a límites , normas y conductas , en función de su sexo. Tristemente , se insiste en alertar a las jóvenes para que tengan cuidado y "no se expongan" a ser víctimas de agresiones , pero ese padre o madre que alecciona a su hija es incapaz de decirle a su hijo que a las mujeres hay que respetarlas siempre bajo cualquier circunstancia , independientemente de cómo van vestidas , del lugar por el que transitan o el estado en el que se encuentren. Y esto , por fortuna no es algo general en los hogares españoles , pero sucede mucho más de lo que debería. La relación de desigual posición de la mujer tanto en las relaciones personales como sociales es una muestra clara de que pesa muy mucho la cultura del patriarcado en nuestra sociedad.
Si a todo lo anterior le añadimos el importante papel que juega la cultura de la violencia , como decía anteriormente , el resultado no es muy esperanzador.
No me quiero referir a ellas como víctimas porque no creo que sea un concepto respetuoso con el proceso de empoderamiento. Prefiero llamarlas personas que han padecido violencia.
Lejos de establecer estáticos perfiles criminológicos desde la victimología, es preciso apuntar que la violencia de género se produce en cualquier clase social , en todas las culturas y en cualquier grupo de edad. Si bien pueden confluir diversos factores de vulnerabilidad que faciliten la existencia y más aún; la permanencia de situaciones de violencia de género ;no soy nada amiga de establecer perfiles desde el determinismo social. Por ejemplo, el abuso de sustancias, la baja autoestima, la dependencia emocional o la dependencia económica , pueden ser circunstancias que existan y de alguna forma obstaculicen o impidan el proceso de empoderamiento, pero víctima de violencia de género puede ser cualquier mujer. La variable del género es la única determinante.
Y no, no la sufren porque quieren, la sufren porque las circunstancias las convierten en seres vulnerables, dañados, rotos, perdidos y errantes. Y sobre todo, la sufren porque existe una persona que ejerce la violencia sobre ellas, aprovechando esas circunstancias y otros factores que coayudan a estas conductas. No traslademos la responsabilidad a quien padece la violencia porque con esa actitud estaremos maltratando y culpabilizando a una persona inocente a la que hay que apoyar y empoderar para ayudarle a escapar de las garras de su verdugo. El único responsable es el que decide golpear, humillar, insultar, menospreciar, violar; el que usa la fuerza y la violencia física, psicológica o sexual para mantener a flote su exanime e insegura personalidad y autoestima.
Cuando se produce un episodio de violencia de género en el ámbito de una pareja, la mujer padece un estado de shock y un trastorno de estrés postraumático que le acompañará durante unos cuantos meses, o incluso años. Y así , puede comenzar , o no, lo que Leonor Walker denominó ciclo de la violencia , con sus tres fases: acumulación de la tensión, fase de agresión y fase de reconciliación o luna de miel.
Hay casos en los que los episodios violentos y la instauración del ciclo de violencia son lo normal, pero también hay muchos casos en los que se dan episodios violentos sin que se llegue a establecer esa dinámica, rompiendo con ella. En los primeros, la persona que padece violencia puede estar usando la negación como mecanismo de defensa, o puede ser presa de su dependencia emocional o económica. Quizás sea el miedo a las represalias contra ella o sus hij@s y familiares lo que le lleve a permanecer en una situación de indefensión y sumisión; o puede sentir culpa o vergüenza y tener una sensación de fracaso personal. Sea como fuere, la situación psicológica de la mujer y la falta o no de apoyo familiar, social y económico son determinantes para poner fin a esos episodios violentos y evitar que el ciclo de la violencia vaya destrozando progresivamente su autoestima, su fuerza y su vida.
Hija, sí en alguna ocasión estás frente a una mujer que ha sufrido maltrato o abusos de cualquier tipo, no cometas el error de culpabilizarla por no huir, por " consentir", por no defenderse. Practica la empatia y la aceptación, no juzgues y ponte de verdad en sus zapatos. Por complicado que parezca, terminarás comprendiendo que esa persona no puede o no sabe huir, defenderse y ponerse a salvo. No la juzgues, escúchala y tiéndele la mano.
Hija, si no fueras mujer podrías caminar tranquilamente por la calle a cualquier hora sin temor, si no fueras mujer accederias a los puestos de trabajo sin tener que demostrar mucho más tu valía y tu salario no sería inferior. Si no fueras mujer no te verías obligada a dejar de trabajar para cuidar a una persona dependiente, si no fueras mujer no serías tratada como mercancía para satisfacer los deseos y fantasias sexuales de cientos de hombres, si no fueras mujer no hubieras estado obligada durante tantos años a permanecer en un matrimonio tormentoso, a callar y aguantar lo que tu marido diga o haga aunque suponga una continua humillación. Así ha sido y así sigue siendo, lo único que te coloca en esta infausta posición es tu género.
Como ves cariño, puedes sufrir violencia de género de la mano del hombre con el que convives todos los días, el que dice quererte y respetarte; como también puede ser un hombre desconocido con el que te cruzas en un momento dado. Puedes experimentar acoso y abuso por parte de personas conocidas y también desconocidas, puedes sentir la discriminación en distintos lugares públicos y privados porque la violencia de género no es un asunto del ámbito privado y personal. Está extendida a todos los niveles; personal, social, laboral, económico, institucional...
Que no te lien mi niña, quien te quiere no te hará llorar. Quien te quiera y se interese por ti respetará tu aspecto físico, tus gustos, tus pensamientos, tus inquietudes, tus deseos y tus decisiones.
MAMA, Y LOS HOMBRES QUE PADECEN VIOLENCIA DE MANOS DE LAS MUJERES
Pues estos casos existen, sí. No son muy numerosos en comparación con las mujeres pero están ahí. Por supuesto que las mentes retorcidas, malévolas y despiadadas de algunas mujeres existen. La psicopatía no discrimina en función del sexo, pero ni de lejos el hombre está sometido a un sistema social y cultural opresor. No es una violencia ligada al género.
El hombre no sufre discriminación por su sexo, no se le atribuye un papel secundario en la vida social, no debe demostrar sus cualidades profesionales con más empeño para lograr puestos de trabajo de gran responsabilidad, no va a cobrar menos por el mismo trabajo, no va a caminar por la calle temeroso de que alguna mujer pueda asaltarle para hacerle daño, no debe dejar de trabajar para hacerse cargo de las personas dependientes del hogar y cumplir así con las expectativas sociales.
El número de víctimas mortales ni por asomo puede compararse porque la diferencia es abrumadora. Violencia física como tal no se han descrito prácticamente casos, y de violencia sexual no hay rastro.
En cuanto a casos de violencia psicológica se da más a nivel de conflictos parentales y procesos de separación o divorcio conflictivos en los que utilizan los hijos como herramientas de tortura.
Que no te lien mi amor. Los hombres también sufren situaciones injustas y dolorosas, por supuesto. Pero nada tienen que ver con la violencia de género, su condición de hombres no los coloca en una posición subordinada.
Sí cariño, así es. Pero es un lastre tan grande y pesado que mucho me temo que han de pasar muchos años para erradicar los tentáculos del patriarcado.
Como te decía más arriba, se han ganado muchas batallas pero ni por asomo la guerra. Desde las luchas y conquistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX llevadas a cabo por Concepción Arenal , Emilia Pardo Bazán , Clara Campoamor, Margarita Nelken , Victoria Kent y Carmen de Burgos, entre otras; hasta los recientes reconocimientos y cambios legales en nuestro país.
Todo este incansable trabajo ha dado sus frutos y debemos continuar en este cometido y seguir el camino que otr@s comenzaron. Es una misión muy costosa, un trabajo arduo en muchas ocasiones e invisible en muchas otras. Pero soy optimista cariño. Si utilizamos la herramienta más poderosa para el cambio y el progreso social, si utilizamos la educación y desterramos del imaginario social la cultura machista, sexista y violenta, habréis ganado la guerra. Y habrá ganado la sociedad. Será el mejor legado que podéis dejarle a vuestros hij@s y niet@s.
Ese es mi cometido en esta sociedad, como ciudadana, como mujer y como madre. Luchar para seguir limpiando la negra crónica, los tormentosos y peligrosos corazones y las obtusas y necias mentes.
¿Me ayudas a continuar con este desafío ?
Créeme, nada me agradaría más que equivocarme cariño. Nada me haría más dichosa que saber que hemos aniquilado al veneno que mataba, que hemos neutralizado el odio que tanto dañaba y tantas vidas destrozaba. Nada me alegraría tanto como saber que vas a crecer en una sociedad libre de comportamientos sexistas, machistas, misóginos y violentos.
Pero mucho me temo mi vida que no va a ser así, que vas a vivir en la misma sociedad patriarcal y violenta en la que yo he vivido.
Como mujer he tenido que soportar cosas que no deberían suceder, algunas verdaderamente graves pero no es ni momento ni lugar para hablar de ellas. Y como yo, miles y millones de mujeres de este mundo. Incluso algunas; muchas ; no tienen ya voz porque se la arrebataron.
Mi niña, mi tesoro, sé que no puedo impedir lo irremediable. No pretendo jugar a dioses ni obrar milagros. Pero ello no me impide que cumpla con la obligación de dotarte de todas las herramientas y conocimientos posibles para que combatas con firmeza estas injusticias, para que no te dejes llevar por el desaliento y la impotencia, y para que sientas el poder dentro de ti en todos los momentos de tu vida. Se fuerte, no temas tener miedo pero no sucumbas a él. Tienes que saber que por el simple hecho de ser mujer vas a experimentar sucesos injustos y desagradables y por supuesto conocerás otros muchos que te harán rabiar, enfadar, llorar, gritar y pelear; si pelear sin violencia , como realmente se combaten las batallas sociales.
Tienes que saber que la violencia de género es como el tabaco, ¡ mata! ; que la violencia de género es como las adicciones , destroza y arruina vidas y familias enteras. Debes saber que el hombre que intenta imponer su palabra y su voluntad por medio de la violencia no es un hombre sino un cobarde ser miserable. Debes saber que el hombre que hace daño a quien más debería amar y proteger no es digno de llamarse padre sino cruel asesino.
Te voy a mostrar una de las caras más oscuras del ser humano cariño, conocerás las historias más tristes y lamentables que como sociedad producimos prácticamente a diario. Tranquila, el ser humano también es bondadoso y escribe historias bonitas y amables. La diferencia entre unos y otros reside en su corazón, y te voy a enseñar a distinguirlos.
Todos estos desgarradores sucesos de los que aquí hablo , se describen perfectamente con una lamentable realidad: la violencia y su cultura.
Escucha mi amor todo lo que voy a contar aquí, porque así podrás saber que sucede si ves o vives algo similar, podrás repeler con más seguridad y firmeza las conductas que no te respeten como ser humano y como mujer, y podrás aportar tu trabajo y brindar tu apoyo a las mujeres y a la sociedad. Porque en vosotros los niños se encuentra la semilla de la esperanza, de que esto deje de ser una triste y tétrica realidad. Eso sí, somos nosotros los adultos los encargados de regar esa semilla para que brote sana y fuerte.
Cuando hablo de cultura de la violencia me refiero al contexto sociocultural que normaliza, trivializa e incluso promueve directa e indirectamente el uso de la violencia en las relaciones humanas. Este es el caldo de cultivo perfecto para que arraigen y se extiendan comportamientos y pensamientos violentos y peligrosos. Así mismo lo reflejan los datos de diferentes organismos , por ejemplo INJUVE, IAM o la Oficina del Defensor del Pueblo: la violencia en sus diferentes manifestaciones es un grave problema social con una preocupante tendencia al aumento progresivo de los casos.
Ya sea el acoso escolar o bullyng, la xenofobia, la homofobia, la intolerancia a la diversidad , el odio a lo " diferente" , o el sexismo y la violencia de género ; todos estos fenómenos están por desgracia en auge. Todos éstos lamentables sucesos tienen el común denominador de la cultura violenta , en la que se acepta la violencia como medio legítimo para resolver los conflictos .
La OMS define la violencia como el "uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno mismo , hacia otras personas, grupos o comunidades; y que tiene como consecuencias probables lesiones físicas, daños psicológicos , alteraciones del desarrollo , abandono e incluso la muerte."
Hoy quiero centrarme en la violencia que mata mujeres y niños, que destroza autoestimas, que ningunea a seres humanos, que somete a la dictadura del miedo, que borra identidades, que despedaza familias y que impone su voluntad y su aparente fuerza. Hoy quiero centrarme en la violencia de género , un problema social y de salud pública de primer orden.
Distintas definiciones pueden llevar a la confusión o incluso malinterpretación de lo que realmente se entiende por violencia de género. Así pues , se habla indistintamente de violencia familiar o doméstica , violencia en la pareja y violencia machista o de género.
La violencia doméstica o familiar engloba las diferentes manifestaciones de agresiones ( físicas, psicológicas, sexuales, o de otra índole) que son infringidas por personas del medio familiar y se dirigen hacia otros miembros de la unidad familiar, generalmente personas vulnerables como ancianos, personas en situación de dependencia o menores. Cuando esa misma violencia se infringe sobre la mujer, ya sea en el marco de una relación de pareja o no , entonces nos encontramos ante un caso de violencia de género.
La etiología de la violencia de género es compleja y multicausal. Son muchos los factores que forman la ecuación y no siempre se responde a los mismos patrones. Como problema social , su análisis debe realizarse de manera pormenorizada e individualizada , si bien hay variables socioculturales comunes que están presentes en todas las manifestaciones violentas hacia la mujer , y que me dispongo a analizar a continuación.
Negar que en las últimas décadas hemos logrado importantísimos avances en lo que a igualdad de sexos y reconocimiento social de la violencia de género ; así como a la necesidad de atajar con firmeza las conductas violentas y sexistas ; sería faltar a la verdad.
Pero , y he aquí lo duro, mucho mucho muchísimo queda por hacer y por conquistar. Mucho falta por luchar y muchas barreras quedan por derribar. En primer lugar , deberíamos aceptar que las entrañas de muchas instituciones del Estado aún conservan un rancio aroma a machismo, sexismo e incluso misoginia. Y en segundo lugar , aceptemos que la sociedad y todos los agentes sociales que la componen muestran en numerosas ocasiones claros indicios de una actitud hipócrita y bipolar ante esta noble causa; promoviendo acciones a favor de la lucha contra la violencia y discriminación hacia la mujer y a su vez , permitiendo manifestaciones que supongan un claro menosprecio hacia la igualdad y el respeto hacia ella.
A nivel individual , todavía son visibles los pensamientos , conductas y situaciones ancladas en la tradición y cultura machista del pasado , y peor aún , se siguen transmitiendo de generación a generación.
Por ejemplo , la justificación y la tolerancia de la violencia masculina; incluso por las mismas mujeres ; es una abrupta manifestación de este fenómeno paradójico. También lo es la diferente forma de dirigirse a los hijos en cuanto a límites , normas y conductas , en función de su sexo. Tristemente , se insiste en alertar a las jóvenes para que tengan cuidado y "no se expongan" a ser víctimas de agresiones , pero ese padre o madre que alecciona a su hija es incapaz de decirle a su hijo que a las mujeres hay que respetarlas siempre bajo cualquier circunstancia , independientemente de cómo van vestidas , del lugar por el que transitan o el estado en el que se encuentren. Y esto , por fortuna no es algo general en los hogares españoles , pero sucede mucho más de lo que debería. La relación de desigual posición de la mujer tanto en las relaciones personales como sociales es una muestra clara de que pesa muy mucho la cultura del patriarcado en nuestra sociedad.
Si a todo lo anterior le añadimos el importante papel que juega la cultura de la violencia , como decía anteriormente , el resultado no es muy esperanzador.
LA PERSONA QUE SUFRE Y PADECE VIOLENCIA DE GÉNERO
No me quiero referir a ellas como víctimas porque no creo que sea un concepto respetuoso con el proceso de empoderamiento. Prefiero llamarlas personas que han padecido violencia.
Lejos de establecer estáticos perfiles criminológicos desde la victimología, es preciso apuntar que la violencia de género se produce en cualquier clase social , en todas las culturas y en cualquier grupo de edad. Si bien pueden confluir diversos factores de vulnerabilidad que faciliten la existencia y más aún; la permanencia de situaciones de violencia de género ;no soy nada amiga de establecer perfiles desde el determinismo social. Por ejemplo, el abuso de sustancias, la baja autoestima, la dependencia emocional o la dependencia económica , pueden ser circunstancias que existan y de alguna forma obstaculicen o impidan el proceso de empoderamiento, pero víctima de violencia de género puede ser cualquier mujer. La variable del género es la única determinante.
Y no, no la sufren porque quieren, la sufren porque las circunstancias las convierten en seres vulnerables, dañados, rotos, perdidos y errantes. Y sobre todo, la sufren porque existe una persona que ejerce la violencia sobre ellas, aprovechando esas circunstancias y otros factores que coayudan a estas conductas. No traslademos la responsabilidad a quien padece la violencia porque con esa actitud estaremos maltratando y culpabilizando a una persona inocente a la que hay que apoyar y empoderar para ayudarle a escapar de las garras de su verdugo. El único responsable es el que decide golpear, humillar, insultar, menospreciar, violar; el que usa la fuerza y la violencia física, psicológica o sexual para mantener a flote su exanime e insegura personalidad y autoestima.
Cuando se produce un episodio de violencia de género en el ámbito de una pareja, la mujer padece un estado de shock y un trastorno de estrés postraumático que le acompañará durante unos cuantos meses, o incluso años. Y así , puede comenzar , o no, lo que Leonor Walker denominó ciclo de la violencia , con sus tres fases: acumulación de la tensión, fase de agresión y fase de reconciliación o luna de miel.
Hay casos en los que los episodios violentos y la instauración del ciclo de violencia son lo normal, pero también hay muchos casos en los que se dan episodios violentos sin que se llegue a establecer esa dinámica, rompiendo con ella. En los primeros, la persona que padece violencia puede estar usando la negación como mecanismo de defensa, o puede ser presa de su dependencia emocional o económica. Quizás sea el miedo a las represalias contra ella o sus hij@s y familiares lo que le lleve a permanecer en una situación de indefensión y sumisión; o puede sentir culpa o vergüenza y tener una sensación de fracaso personal. Sea como fuere, la situación psicológica de la mujer y la falta o no de apoyo familiar, social y económico son determinantes para poner fin a esos episodios violentos y evitar que el ciclo de la violencia vaya destrozando progresivamente su autoestima, su fuerza y su vida.
Hija, sí en alguna ocasión estás frente a una mujer que ha sufrido maltrato o abusos de cualquier tipo, no cometas el error de culpabilizarla por no huir, por " consentir", por no defenderse. Practica la empatia y la aceptación, no juzgues y ponte de verdad en sus zapatos. Por complicado que parezca, terminarás comprendiendo que esa persona no puede o no sabe huir, defenderse y ponerse a salvo. No la juzgues, escúchala y tiéndele la mano.
Hija, si no fueras mujer podrías caminar tranquilamente por la calle a cualquier hora sin temor, si no fueras mujer accederias a los puestos de trabajo sin tener que demostrar mucho más tu valía y tu salario no sería inferior. Si no fueras mujer no te verías obligada a dejar de trabajar para cuidar a una persona dependiente, si no fueras mujer no serías tratada como mercancía para satisfacer los deseos y fantasias sexuales de cientos de hombres, si no fueras mujer no hubieras estado obligada durante tantos años a permanecer en un matrimonio tormentoso, a callar y aguantar lo que tu marido diga o haga aunque suponga una continua humillación. Así ha sido y así sigue siendo, lo único que te coloca en esta infausta posición es tu género.
Como ves cariño, puedes sufrir violencia de género de la mano del hombre con el que convives todos los días, el que dice quererte y respetarte; como también puede ser un hombre desconocido con el que te cruzas en un momento dado. Puedes experimentar acoso y abuso por parte de personas conocidas y también desconocidas, puedes sentir la discriminación en distintos lugares públicos y privados porque la violencia de género no es un asunto del ámbito privado y personal. Está extendida a todos los niveles; personal, social, laboral, económico, institucional...
Que no te lien mi niña, quien te quiere no te hará llorar. Quien te quiera y se interese por ti respetará tu aspecto físico, tus gustos, tus pensamientos, tus inquietudes, tus deseos y tus decisiones.
MAMA, Y LOS HOMBRES QUE PADECEN VIOLENCIA DE MANOS DE LAS MUJERES
Pues estos casos existen, sí. No son muy numerosos en comparación con las mujeres pero están ahí. Por supuesto que las mentes retorcidas, malévolas y despiadadas de algunas mujeres existen. La psicopatía no discrimina en función del sexo, pero ni de lejos el hombre está sometido a un sistema social y cultural opresor. No es una violencia ligada al género.
El hombre no sufre discriminación por su sexo, no se le atribuye un papel secundario en la vida social, no debe demostrar sus cualidades profesionales con más empeño para lograr puestos de trabajo de gran responsabilidad, no va a cobrar menos por el mismo trabajo, no va a caminar por la calle temeroso de que alguna mujer pueda asaltarle para hacerle daño, no debe dejar de trabajar para hacerse cargo de las personas dependientes del hogar y cumplir así con las expectativas sociales.
El número de víctimas mortales ni por asomo puede compararse porque la diferencia es abrumadora. Violencia física como tal no se han descrito prácticamente casos, y de violencia sexual no hay rastro.
En cuanto a casos de violencia psicológica se da más a nivel de conflictos parentales y procesos de separación o divorcio conflictivos en los que utilizan los hijos como herramientas de tortura.
Que no te lien mi amor. Los hombres también sufren situaciones injustas y dolorosas, por supuesto. Pero nada tienen que ver con la violencia de género, su condición de hombres no los coloca en una posición subordinada.
PERO AHORA LA SOCIEDAD ESTÁ MÁS CONCIENCIADA, MAMA
Sí cariño, así es. Pero es un lastre tan grande y pesado que mucho me temo que han de pasar muchos años para erradicar los tentáculos del patriarcado.
Como te decía más arriba, se han ganado muchas batallas pero ni por asomo la guerra. Desde las luchas y conquistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX llevadas a cabo por Concepción Arenal , Emilia Pardo Bazán , Clara Campoamor, Margarita Nelken , Victoria Kent y Carmen de Burgos, entre otras; hasta los recientes reconocimientos y cambios legales en nuestro país.
Todo este incansable trabajo ha dado sus frutos y debemos continuar en este cometido y seguir el camino que otr@s comenzaron. Es una misión muy costosa, un trabajo arduo en muchas ocasiones e invisible en muchas otras. Pero soy optimista cariño. Si utilizamos la herramienta más poderosa para el cambio y el progreso social, si utilizamos la educación y desterramos del imaginario social la cultura machista, sexista y violenta, habréis ganado la guerra. Y habrá ganado la sociedad. Será el mejor legado que podéis dejarle a vuestros hij@s y niet@s.
Ese es mi cometido en esta sociedad, como ciudadana, como mujer y como madre. Luchar para seguir limpiando la negra crónica, los tormentosos y peligrosos corazones y las obtusas y necias mentes.
¿Me ayudas a continuar con este desafío ?
miércoles, 19 de septiembre de 2018
Resiliencia: la clave de la felicidad
Un proverbio holandés dice que no puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos. Vendría a ser como, si la vida te da limones haz limonada.
La felicidad está sobrevalorada, mitificada distorsionada y manipulada. La felicidad no consiste en no padecer infortunios y desdichas. La felicidad se construye desde la plenitud del espíritu personal, desde el orgullo y la satisfacción de haber superado obstáculos , sorteado imprevistos y alcanzado retos. O al menos, haberlo intentado con vigor, firmeza y tenacidad.
Es muy importante adoptar una actitud positiva ante las situaciones y adversidades que se nos presentan a lo largo de la vida. Es tan importante o incluso más importante que la misma dificultad u obstáculo al que enfrentarnos, porque de esa actitud dependerá la energía y dedicación que pongamos para lograr lo que nos propongamos. El empeño que se forja con una actitud positiva y optimista es digno de conquistar mayores logros y obtener una mayor recompensa a nivel personal; con independencia del resultado final.
La magia de la vida reside en ser capaces de vivir, de aceptar la realidad, de digerir los acontecimientos y obtener sus nutritivas lecciones.Y si, en ocasiones la vida es dura y cruel; la realidad implacable e injusta y la existencia se torna insoportable. Este angosto camino que parece convertirse en una tortura incesante no deja de ser un sendero hacia un bello y sereno paraje, que aún a mucha distancia y lejanía, logrará resarcir y reparar nuestras fracturas vitales y emocionales. Lo único que debemos hacer es resistir, y para ello debemos ser resilientes. Si ejercitamos esta habilidad personal alcanzaremos más facilmente la llave para superar con éxito las diversas crisis vitales por las que inevitablemente ha de pasar el ser humano.
La resiliencia es la capacidad del ser humano de experimentar sucesos traumáticos, sobreponiéndose a ellos y saliendo fortalecido de los mismos.
Según la RAE, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
También se recoge la definición que en el marco de la física se da a los materiales, mecanismos o sistemas para volver a su estado inicial una vez finalizada su exposición perturbadora.
Y es que la psicología tomó este término de la física para describir las reacciones humanas y los procesos de adaptación, incorporando el valor añadido de la reestructuración de los recursos psicológicos para crecer como persona.
Mientras que los materiales o mecanismos únicamente regresan a su estado inicial, ya hemos visto que en los seres humanos la resiliencia no sólo regenera sino que empodera y robustece.
El origen de este término en el campo de la psicología lo encontramos en el autor de la teoría del apego John Bowlby, aunque el responsable de lograr que se difundiera a gran escala fue el autor de entre otras obras maestras," Los patitos feo" y "El murmullo de los fantasmas " ;Boris Cyrulnik; psiquiatra, neurólogo y psicoterapeuta francés . La infancia de Boris Cyrulnik se desarrolló en medio de la Segunda Guerra Mundial y padeció los horrores de la barbarie del holocausto nazi.
Jorge Barudy, neuropsiquiatra y terapeuta familiar chileno es sin lugar a dudas otro gran referente en este tema. Al igual que Cyrulnik ,lo es tanto por su historia personal como por su contribución profesional. Y es que Jorge Barudy es un gran ejemplo de resiliencia y coraje ante la adversidad. Él vivió en primera persona las torturas y los horrores del régimen chileno de Augusto Pinochet.
Este autor concluye que puede diferenciarse entre resiliencia primaria y resiliencia secundaria. La primera de ellas está estrechamente condicionada por los primeros años de nuestra existencia, es decir por las experiencias vitales de nuestra infancia. Así pues, el apego y los vínculos creados durante la crianza, los estilos educativos y las interacciones sociales durante la infancia son la base de referencia para consolidar una personalidad resiliente.
Por lo tanto, poco o más bien nada podemos hacer para modificar nuestra resiliencia primaria. Sin embargo, sí podemos ejercitar con convicción la resiliencia secundaria. Ésta se caracteriza por conformarse en la edad adulta a través de las continuas experiencias y sus efectos, emociones y maneras de proceder ante los mismos. Este talante que se va tallando con el paso del tiempo y las vivencias conformará nuestra personalidad , continuamente maleable siempre y cuando seamos conscientes de ello y mantengamos una actitud proactiva.
Las personas resilientes no sólo se caracterizan por mantener una visión realista y al mismo tiempo optimista de la vida. Junto a la actitud positiva y el sentido del humor, las personas resilientes se valen del autoconocimiento y el ser conscientes de sus potencialidades y de sus limitaciones. Saben lo que son capaces de realizar y creen en sus competencias, mostrándose flexibles ante los cambios e imprevistos. Asimismo disponen de habilidades creativas que les ayudan a afrontar las situaciones complicadas y a salir airosas de ellas.
Otro aspecto fundamental de las personas resilientes es la gestión que realizan de sus emociones. Saben que no pueden controlar lo que sucede y lo que les hace sentir la realidad, pero si que saben que son responsables de lo que hacen con esos sentimientos y emociones.
Ser resiliente no es un atributo personal sino más bien una actitud ante la vida. Una actitud que entrenándose de manera constante y persuasiva nos ofrece la posibilidad de disfrutar de una de las habilidades más poderosas y extraordinarias del ser humano.
" Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que las llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada"( Elisabeth Kubler- Ross)
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